El apego es un vínculo afectivo que conlleva la búsqueda de seguridad y bienestar. La necesidad del apego continúa toda la vida. Una pareja que funcione hace un balance entre la necesidad del apego, de la relación afectiva, y la necesidad de la autonomía, para preservar la identidad. Después de la fase del enamoramiento, aparecen las necesidades subyacentes, que se vinculan con nuestra familia de origen.
Cuando un miembro de la pareja se queja porque sus necesidades afectivas y psicológicas, no han sido satisfechas, es importante evaluar los tipos de necesidades que cada una tiene y como pueden satisfacerse. Ayudarlos a entenderse y a poder entender las necesidades de su pareja.
Las pérdidas, heridas o amenazas, en la primera infancia, en relación con las necesidades de intimidad o identidad, generan con facilidad patrones de reciprocidad negativa, que dificultan o impiden la resolución de las necesidades básicas e incrementan el malestar y el sufrimiento. (Fuertes 2017).
Una persona con apego evitativo, va a pedir más autonomía, para preservar su identidad, pues no fue criado en un ambiente afectivo, y no entiende la demanda afectiva de su cónyuge. Esa demanda lo abruma porque no sabe cómo manejarla teniendo miedo de perder su autonomía. Se defiende de las demandas con evasividad y desapego.
Con apego ambivalente, va a pedir mucha atención, y mucho afecto de la pareja, porque no desarrollo su propia autoestima que pueda sostenerle y necesita ser validado constantemente por el otro. Viene de un hogar donde el afecto dependía del estado de ánimo de los Padres, por lo que no era siempre seguro recibirlo. Los límites tampoco eran seguro y variaban según el estado anímico de los Padres. Estas personas tienen miedo al abandono, tristezas profundas que quisieran llenar con la pareja, y no pueden. Presentan una gran reactividad emocional, buscando sentirse seguros.
El apego desorganizado, puede generar muchos conflictos por evasividad, violencia, dificultades para establecer las necesidades propias, autorregularse, y entender las necesidades de la pareja.
Con apego seguro, recibió afecto seguro en toda su infancia, por lo que aprendió a dar afecto y a recibirlo, teniendo identidad, y proyectos propios que validan su autonomía personal. Puede regularse emocionalmente, y puede ayudar a regular emocionalmente a la pareja, sin perder su identidad. No pierde la tranquilidad por los estados anímicos de su pareja, trata de entenderlos, y de ayudarlos a superarlos. Sabe pedir lo que necesita, sin patrones negativos, como los llamados los Jinetes del Apocalipsi (Gottman) 1. Críticas destructivas, actitud defensiva, desprecio, el encierro o la evasión.
El prototipo de apego que tenemos como adulto con la pareja, lo aprendimos en el vínculo que se establece entre el bebé y la madre o cuidador primario. (Fuertes 2017).
- El vínculo de apego tendría su origen en la evolución de nuestra especie. Las conductas de apego incrementan las posibilidades de supervivencia.
- El bebé viene equipado con un sistema conductual de apego cuya meta es conseguir la proximidad deseada para sentir seguridad y también, variaciones en los procesos afectivos subyacentes
- Reactividad emocional: frecuencia con la que se activa la necesidad de sentirse seguro/a
- Estrategias de regulación emocional: aproximación-distanciamiento
De todo lo anterior dependerá de que podamos desarrollar estrategias funcionales para conseguir suplir nuestras necesidades, y dependerá el tipo de necesidades personales e interpersonales que podamos desarrollar. Presentar dificultades en esas áreas, pueden trabajarse en terapia de Pareja, para que puedan desarrollar las estrategias que le permitan hablar de sus necesidades sin los jinetes del apocalipsis.